Plenaria UISG: vulnerabilidad
3 mayo 2022La Plenaria de la UISG comienza a reunir a más de 700 Superioras Generales
Welcome! Benvenute! Bienvenidas! Estas fueron las palabras de apertura de la Hna. Jolanta Kafka, Presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG). Las más de 500 Superioras Generales presentes en Roma, y las más de 200 conectadas en línea, respondieron con un movimiento de manos.
La Hna. Jolanta invitó entonces a todas las religiosas presentes a extender sus manos en un gran abrazo. Este gesto representó no sólo la medida utilizada para el distanciamiento social, sino también un recordatorio de que las presentes realmente abrazan al mundo en aquellos a quienes sirven, que a menudo representan a los más vulnerables de la sociedad. Para concluir, la Hna. Jolanta recordó a las Hermanas que el trabajo que les espera durante la semana está arraigado “en la luz de Cristo, nuestra esperanza”. Así, el trabajo realizado en esta “asamblea” llegará a la “asamblea” más amplia de la Iglesia.
Tras alzar la voz cantando el tema de la Plenaria, las hermanas dedicaron unos momentos a la oración guiada. “Con nuestra vulnerabilidad y pobreza, Dios puede hacer maravillas…. La gracia de Dios es perfecta en nuestra fragilidad”. A continuación, las hermanas elevaron sus voces en varios idiomas en una sola oración, el “Padre Nuestro”, pidiendo esta gracia.
Para explorar el primer aspecto del tema de la Plenaria, el Dr. Ted Dunn dirigió a los presentes en una exploración de la dinámica de la transformación. “Abrazar nuestra vulnerabilidad”, dijo, “forma parte del trabajo interior e interpersonal de la transformación”.
Recordó a las Superioras Generales presentes que la vida religiosa ya ha pasado por muchos “cambios de ciclo vital desde los tiempos de Jesús”. Está arraigado en su Persona, y en esta historia, que “la muerte nunca tiene las últimas palabras… La vida religiosa resucitará”. Esta resurrección espera a “las comunidades religiosas [que] se encuentran ahora en una encrucijada de gracia, un umbral entre lo que fue y lo que está por venir”. Para concluir, el Dr. Dunn recordó a las religiosas presentes que “el mundo necesita no sólo vuestra esperanza, sino vuestra participación activa como agentes de transformación”.
La sesión de la tarde se dedicó a escuchar los testimonios personales de tres religiosas. Abordando la experiencia de vulnerabilidad debido a la pandemia del Covid, la Hna. Carmen Mora Sena, Superiora General de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, compartió, que ella realiza su servicio de liderazgo “desde la perspectiva de la vulnerabilidad, convencida de que este es el tipo de liderazgo que la vida religiosa necesita hoy”.
Cuando llegó Covid, compartió, “teníamos miedo de encender el ordenador y encontrar más obituarios de hermanas que habían muerto”, incluso de miembros jóvenes. También supuso un reto para la forma en que las hermanas de su congregación gestionaban sus diversas actividades en el ámbito de la sanidad y la educación, paralizó proyectos largamente esperados e incluso impidió la renovación de los votos de varias de ellas de profesión temporal.
Todo ello la llevó a entrenarse “para vivir con la incertidumbre”, a aprender “a aceptar no poder tener todo ‘bajo control’, a aceptar y soportar la realidad tal como venía, a dejarme en manos de Dios”.
“No hay otra forma de ser Cristiano que ser vulnerable”, exclamó la Hna. Anne Falola, misionera de Nuestra Señora de los Apóstoles, al comenzar su testimonio. Como misionera de África a América Latina, empezó a darse cuenta de que su vulnerabilidad era también su fuerza. Los mismos paradigmas que trajo consigo como africana la ayudaron a navegar por sus experiencias en su campo de misión.
“Vivir la kenosis de Cristo” coloca a las religiosas en posiciones de vulnerabilidad, dijo. Para terminar, la Hna. Anne propuso el episodio del encuentro de Jesús con la Mujer como un episodio en el que “Jesús nos enseña una vez más la importancia de la vulnerabilidad no sólo como un ideal para la vida espiritual, sino también como una herramienta para la misión”.
La Hna. Siham Zgheib, nacida en el Líbano y superiora de una comunidad de las Misioneras Franciscanas de María, habló virtualmente a la Asamblea Plenaria de la UISG desde Alepo, Siria. Compartió el viaje de su comunidad frente a los años de conflicto armado. “Ante el peligro de ser secuestrada, violada, torturada y obligada a llevar velo, mi única preocupación era no debilitar ni negar mi fe”, dijo la hermana Siham. Comenzó a encontrar sustento “aferrándome a la Cruz y sacando fuerzas de su vulnerabilidad”.
La adoración ante el Santísimo Sacramento sostuvo mi fe en un momento en que la violencia me impedía ver la luz de la presencia del Señor”. Cada vez que se pregunta a su comunidad si desea abandonar Alepo, su respuesta se hace eco de la de su propia fundadora: “En el tiempo de la oscuridad, no cambiaremos una decisión que hemos tomado en la luz”.