El último día del Congreso
7 noviembre 2021La escena de las jornadas anteriores volvió a repetirse. Según se van conectando al encuentro los participantes saludan de modos diversos: ¡buenos días!, ¡buenas tardes!, ¡buenas noches!
Casi nadie se sorprende ya al oír frases tan distintas. Casi todos los participantes (en varios momentos de estos días más de doscientos cincuenta) saben que hay quien se conecta desde India, Sri Lanka o Filipinas mientras otros lo hacen desde Colombia, Costa Rica, Zimbabwe o Congo. La hora oficial europea señalada en el programa es solo un indicador.
Como el día 2, también hoy Luis Rodríguez Huertas, seglar claretiano y antiguo alumno de un colegio claretiano, introduce los diversos momentos de la jornada y va dando la palabra. Desde el minuto cero el programa destila alegría y gratitud. Luis invita a ir compartiendo motivos de gratitud en el chat y a iniciar diversos modos de evaluación: ¿qué nos ha enriquecido más de estos días?, ¿a qué nos comprometemos?, ¿qué nos parece más importante de lo aprendido o compartido?
Los participantes van compartiendo sus impresiones en el chat, de modo que todos pueden leer la aportación de cada uno. Se usan las cuatro lenguas del Congreso: francés, portugués, inglés y castellano. Más de cuarenta minutos de trabajo en grupos lingüísticos prolongan el compartir. Todos vamos aprendiendo: los secretarios que no logran hacerse entender por un camino lo intentan por otro. En muchas partes del mundo la conexión a internet no permite grandes lujos.
Hoy sábado, las imágenes siguen mostrando despachos y dependencias colegiales, pero sugieren que muchos educadores se han conectado desde sus casas. Algunos atienden a sus hijos mientras siguen atentamente la reunión.
Tras una puesta en común bastante animada, Luis Rodríguez vuelve a sorprendernos. Si el día 2 dio la palabra a D. Antonio Pascual, maestro de primeras letras de San Antonio María Claret, hoy trae al Congreso a su propia madre, Dª María Amparo, simbolizando en ella a todas las personas que han enviado y envían a sus hijos e hijas a un colegio claretiano. La sencillez de su palabra y de su testimonio impresiona a los congresistas y hace muy presente a las familias, tan implicadas en la educación claretiana.
Tras algunos avisos de secretaría y el anuncio del congreso que en 2022 celebrará la Familia Claretiana de América, varios miembros de la comisión central organizadora de este IV Congreso toman la palabra y dan las gracias a todos aquellos que han permitido la celebración del Congreso. La lista sería interminable; incluye a los traductores, a los encargados de ponencias y talleres, a quienes han animado la oración, atendido a la economía o asumido tareas-extra en los centros y los hogares para que alguien pudiera unirse al Congreso. Pero la gratitud se dirige sobre todo a Jesús, Maestro por excelencia, y a Dios Padre, centro y motor de la vida de Claret.
Luis Rodríguez dirige unas últimas palabras de agradecimiento a los educadores, que emocionan a muchos congresistas y vuelven a hacer presentes rostros y nombres. Ya el día 2 los participantes recordaron a muchos compañeros y compañeras de tarea educativa (vivos y difuntos) que les han impresionado por su compromiso y encomendaron con gratitud a los miembros de la gran comunidad educativa claretiana fallecidos a causa del covid-19.
Una preciosa oración, dirigida hoy en italiano, que incluye un momento de danza, plegaria y envío misionero desde la plaza de San Pedro del Vaticano, enmarca el envío de los congresistas a sus escuelas y espacios de misión: ‘volved, seguid anunciando con coherencia de vida y alegría todo lo que habéis recibido’. ¡Hasta el V Congreso! Las sugerencias que se recogerán en las evaluaciones que los participantes rellenarán en los próximos días ayudarán a ponerle fecha, lugar, modalidad y contenido.