La Economía de Francisco: jóvenes artesanos de una economía con alma
26 noviembre 2020“La Economía de Francisco”, nombre del evento global online celebrado entre los días del 19 al 21 de noviembre, parte de una invitación del Santo Padre a jóvenes economistas, empresarios y agentes de cambio de todo el mundo para pensar una economía fraterna y sostenible. A esta invitación que el Papa realizó en mayo de 2019 respondieron con entusiasmo miles de jóvenes, de los cuales dos mil fueron seleccionados para darse cita en Asís en marzo de 2020, entre ellos 4 jóvenes cubanos. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 sorprendió a todos y, en vez de un encuentro presencial, comenzamos a articularnos como comunidad en torno a 12 ejes temáticos (que nombramos “villas”) en forma de sesiones de trabajo en línea.
Cada joven tuvo la oportunidad de seleccionar un tema, dígase: trabajo y cuidado; administración y don; finanza y humanidad; agricultura y justicia; energía y pobreza; ganancia y vocación, políticas para la felicidad; CO2 de la desigualdad; comercio y paz; Economía es mujer; empresas en transición; vida y estilos de vida. A lo largo de 6 meses, al interior de las villas, los jóvenes comenzamos a organizar y compartir el trabajo intercambiando reflexiones, propuestas, experiencias, o participando de los webinars, una serie de conferencias en línea con expertos de prestigio internacional.
La villa que me acogió fue la de Finanzas y Humanidad con la pregunta “¿cómo pueden las finanzas estar al servicio del hombre?” Al interior de la villa nos subdividimos en 6 grupos para particularizar la interrogante en áreas críticas relacionadas con la vocación, sostenibilidad, regulación y educación financieras, así como sus consecuencias en la economía real, en particular, desde los ojos de los excluidos. A esta última sub-temática (la economía real y los excluidos), me vinculé junto a 15 jóvenes de nacionalidad argentina, brasileña, vietnamita, estadounidense, peruana, suiza e italiana. Dentro de los retos iniciales que tuvimos que superar estuvo el ponernos de acuerdo con los días y horas de encuentro, en esto influía la diferencia de husos horarios (entre Cuba y Vietnam por ejemplo hay 12 horas de diferencia) y de agendas de trabajo. También estuvo el desafío de la conexión a internet (¡un verdadero reto desde Cuba!) y el idioma pues, aunque asumimos el inglés como oficial, para la mayoría no es la lengua materna y cada uno lo habla con diferentes acentos. Todo esto nos motivó a organizar mejor los encuentros y poner énfasis en la calidad del intercambio. Las sesiones grupales resultaron ser un laboratorio donde no solo se entretejieron análisis y propuestas, sino también relaciones humanas respetuosas de nuestras diferencias (culturas, religiones, historias de vida…) El punto de llegada de nuestro trabajo, así como del resto de los grupos, sería una propuesta concreta para presentar al Papa a modo de pacto. Sin embargo, durante el evento online recién celebrado, todos coincidimos en que nos encontramos en un punto de partida, de modo tal que, aunque presentados los productos finales, queremos continuar desarrollándolos hasta noviembre del próximo año cuando nos encontremos presencialmente en Asís, si Dios lo permite.
Además del trabajo en las villas, la Economía de Francisco se ha desarrollado también a través de las redes regionales conformadas por proximidad geográfica; en el caso de la Red Latinoamericana, jóvenes de la Patria Grande nos hemos encontrado en diferentes plataformas y dentro de esta, los de Centro América y el Caribe hemos querido acercarnos de manera especial dado el poco número de participantes en nuestros países. Como tercer ámbito de actuación, tuvimos el escenario mundial a través del evento online celebrado del 19 al 21 de noviembre con un programa innovador, participativo y global compuesto por momentos de talleres grupales, sesiones plenarias con la guía de oradores prestigiosos, momentos de silencio, meditación y espiritualidad, presentaciones artísticas y entrevistas. En Santiago de Cuba se constituyó una sede con la participación de 15 jóvenes, entre ellos seminaristas, agentes de pastoral juvenil, emprendedores y economistas.
Al finalizar cada jornada, oportuno y provechoso nos resultó intercambiar las resonancias internas que íbamos teniendo durante el día: “conectarme con los sueños del mundo, del Papa, que son mis sueños” (Lucia, comunidad de Vista Alegre, 25 años), “es nuevo para mí ver la economía con los ojos de la fe, me hace cambiar mi forma de ver el mundo” (Eduardo Michel, parroquia Santa Lucia, 20 años), “me interpela sobre cómo mejorar mi vida y la de las personas” (Ana Margarita, joven emprendedora, 30 años), “la economía debe entenderse como un medio para alcanzar un fin, y no como un fin en sí misma” (Leonardo, 22 años, seminarista), “me desafía a buscar nuevas formas de apoyar nuestras comunidades parroquiales” (Osvaldo Caliste, parroquia El Caney, 32 años), “necesitamos orar lo que hemos vivido en estos días para discernir juntos qué hacer mejor” (Yoel, comunidad Saint Egidio, 32 años).
En este encuentro global confirmamos que la espiritualidad es la que dinamiza el compromiso por la solidaridad con los pobres y excluidos y victimas de los sistemas de muerte, que forma parte también de la espiritualidad y misión claretianas que hace la opción por los pobres, la defensa de la vida, la construcción de paz con justicia y dignidad para todos, pero desde el lugar de los excluidos. El misionero claretiano, al igual que el Santo de Asís, ansia transformar su existencia no en función de la carencia, sino de la sencillez y comunión de los bienes encauzándolos hacia su función solidaria. De ahí que la espiritualidad claretiana pueda verse como fuente y riqueza para la “nueva praxis” de la Economía de Francisco.
El Papa Francisco, durante su mensaje de clausura del encuentro, urgió a los jóvenes a no quedarnos fuera de donde se gesta el presente y el futuro, a vivir una mística del bien común, a transformar nuestras prioridades para aprender a hacernos cargo del hermano más vulnerable, a asumir los desafíos estructurales con nuevos procesos y modelos de desarrollo… Inspirados por el Papa y el Santo de Asís, rostros, personalidades e ideas concretas integran ya la Economía de Francisco, una comunidad de jóvenes artesanos que profundiza en la espiritualidad para dar alma a la economía del presente y el mañana.