La vida despunta más allá
27 junio 202228 de junio de 1813…
Esta fecha nos trae a la memoria un nombre entrañable: María Antonia París, quien hace 209 años, se abría paso a la vida en una época de serios conflictos en su tierra natal. Sabemos que la vida, DON de Dios, despunta más allá de la contradicción y la muerte. Una vida que dará frutos de novedad y apertura al Espíritu para bien de la humanidad ¡Bendito seas, Señor, por tanta bondad!
Con el paso del tiempo, su vida entregada al servicio de Dios y del prójimo y su vocación eclesial, confluyen en su existencia como opción fundamental. María Antonia París fue una mujer consagrada a una misión jamás imaginada: renovar la Iglesia, restaurar su hermosura.
Renovar la Iglesia, según lo que Dios le había inspirado, comprendía además del sentido profundo de conversión, devolverle la paz: ¡Oh, Dios mío! como Vos me dijiste que podías y querías dar la paz a vuestra Iglesia…” (Diario 106).
A través de sus escritos manifiesta esa vocación de paz no sólo para la Iglesia en sentido amplio, sino en el entorno más cercano: las comunidades de su Orden Nueva estaban llamadas a la paz que consiste en la virtud de las religiosas (cf. Carta 107) ya que la caridad y unión forman la paz de los Monasterios (cf. Carta 108). La paz es el fruto precioso de un corazón libremente entregado por amor al querer de Dios y de tal modo que ninguna circunstancia bastaría para turbar la paz y el reposo del alma.
Hoy como ayer, necesitamos paz. En el corazón de cada persona, en nuestro mundo herido y doliente. Por intercesión de María Antonia París pedimos a Dios esa paz: