María Inmaculada
7 diciembre 2013Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la misma que alababa a Dios porque «derribó de su trono a los poderosos» y «despidió vacíos a los ricos» (Lc 1,52.53) es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es también la que conserva cuidadosamente «todas las cosas meditándolas en su corazón» (Lc 2,19). María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. (EG 288)
María, Madre Inmaculada, nuestra guía y señal en el caminar evangelizador,
queremos asumir esa dinámica de justicia y ternura,
resplandecer en el testimonio de comunión
y ser mensajeras de la alegría del Evangelio.
!Feliz Día! para todas las hermanas, para todos nuestros colaboradores, para quienes comparten con nosotras la vida y este maravilloso camino de la fe.