No Conocemos El Camino

3 julio 2025

Santo Tomás Apóstol

A Santo Tomás a menudo se le caracteriza erróneamente como “Tomás el incrédulo”, pero su experiencia de duda con respecto a la resurrección de Jesús es crucial. Es a través de su confesión final “Señor mío y Dios mío” que nosotros también creemos y confesamos que Jesús es Dios. La experiencia de Santo Tomás puede relacionarse con nuestras propias dudas y reconocer la presencia significativa de Jesús en nuestra vida. La experiencia de Santo Tomás resuena con nuestras propias luchas por creer, incluso después de haber estado expuestos repetidamente a lecturas y reflexiones de las Escrituras. La duda no niega la fe; más bien fortalece la fe, pero esto solo puede suceder si no dejamos de acercarnos a Jesús en la Eucaristía.  Allí, en cada fracción del pan, podemos colocar nuestros dedos con humildad y sencillez diciendo: “Jesús, no conocemos el camino”, porque Él es el único camino que nos lleva a la verdad y a la vida.  Al igual que Santo Tomás, nuestra incredulidad se ha ido para siempre, su fe y la nuestra han triunfado siempre en la gozosa expresión “Señor mío y Dios mío”.  Como dice San Pablo en su carta a los Efesios que con Jesús ya no somos extranjeros ni peregrinos, sino miembros de la familia de Dios (cf. Ef 2, 19a).

 

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.