Sí a la vocación…
13 febrero 2025El 3 de febrero entramos en la segunda semana de nuestro camino de formación con el tema “Jesús le dijo: dame de beber” Sí a la vocación por Priscila, nuestra Superiora General.
La etapa de la juventud es una etapa decisiva en la vida de una persona. Muchas decisiones se toman en esta etapa. Lo mismo sucedió con nuestros Fundadores. Sus búsquedas juveniles, sus dudas, sus miedos y sus criterios de discernimiento nos ayudaron a reflexionar sobre nuestro propio proceso y a tomar conciencia de cómo respondíamos a la llamada de Dios.
Comenzamos la semana recordando este precioso tiempo de juventud y volviendo a nuestra casa paterna en la que pasamos nuestra juventud. Con la dinámica de dibujar y pintar la casa paterna y la casa del presente, nos proyectamos al futuro, cómo haríamos nuestra propia casa con visión de futuro; nos dio verdadera alegría y confianza. El intercambio fue muy enriquecedor, ganamos mucha energía positiva al escucharnos unos a otros y ver sus hogares sencillos, únicos y acogedores.
La oportunidad de leer, orar, reflexionar, profundizar y compartir en cómo nuestra Madre Fundadora respondió a la llamada de Dios: su decisión de entrar en la Compañía de María, la visión inicial, los desafíos que tuvo que afrontar y la inspiración de Claret como misionero apostólico que la ayudaría en la fundación de la Orden Nueva; han confirmado su fuerte confianza en Dios, su gran deseo de conocer el querer de Dios y cumplirlo.
El día 5 emprendimos una peregrinación profundamente espiritual e inspiradora para nuestra vida, a Tarragona y Vallmoll, siguiendo los pasos de María Antonia París. Caminando por los mismos caminos que ella pisó, nos dirigimos hacia los lugares donde nació, vivió con su madre y su hermana, donde descubrió su vocación, y donde inició su itinerario de vida religiosa: la Compañía de María.
El escenario del balcón del Mediterráneo, en Tarragona, la inmensidad del mar, nos recordó el amor ilimitado de Dios y la misión que se nos ha confiado para continuar la obra de evangelización y servicio.
Uno de los momentos más conmovedores de nuestro viaje fue nuestro paso por la Catedral de Tarragona y precisamente en la capilla del Claustro. Allí, a la presencia de la Virgen, oramos y expresamos nuestra gratitud por el nacimiento carismático de la Congregación: María Antonia hizo el voto de no separarse nunca con sus 4 compañeras antes de cruzar el océano.
En nuestra oración, pedimos la gracia de ser artesanas de la comunión; hicimos presente a toda la Congregación, a cuantos se encomiendan a nuestras oraciones, benefactores, familiares, colaboradores y todos aquellos que están apoyando la formación que estamos realizando.
Continuamos nuestro peregrinaje visitando las hermanas de la Compañía de María que nos acogieron con gran alegría, compartiendo la historia de nuestra Fundadora con calor y entusiasmo. Su hospitalidad nos hizo sentir como en casa, y nos conmovió su profundo amor y compromiso para preservar su legado.
En Vallmall, la casa natal de María Antonia París, un lugar que guarda los humildes comienzos de su vida pudimos sentir su presencia y guía. Visitamos la iglesia donde fue bautizada, fue un momento de profundo significado para todas nosotras. De pie ante la pila bautismal donde María Antonia recibió el sacramento a la vida nueva, renovamos nuestras propias promesas bautismales, reafirmando nuestro compromiso de fe.
El día 6 nos adentramos en la etapa de la juventud del Padre Claret, leyendo su autobiografía: su familia, los deseos que tenía, su conversión, su respuesta a la llamada de Dios, etc. En esta ocasión, nuestras reflexiones se plasmaron en un escenario teatral, representando diferentes aspectos del discernimiento vocacional del P. Claret.
El momento cumbre de la semana fue orar y plasmar nuestra propia visión inicial y la llamada personal que cada una ha recibido. Priscilla nos invitó a representar creativamente nuestra visión inicial utilizando retazos de tela de diferentes colores en compañía de la madre París en la cripta.
Con el corazón lleno de amor, alegría y gratitud continuamos nuestro camino, acogiendo todas las sorpresas que Dios nos ofrece en este tiempo de gracia.
