Taller de Interculturalidad
9 diciembre 2024Decía el físico Isaac Newton: “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”. A estas alturas de nuestra vida misionera, deberíamos tener claro que “unidad” y “variedad” van de la mano. La interculturalidad es un don que nos enriquece y, a la vez, nos plantea grandes desafíos. Dondequiera que esté una misionera claretiana, sea en la comunidad o en la misión, se encuentra con hermanas y hermanos de distintas culturas.
Durante dos meses, Bertha, Cathy y yo hemos colaborado como tutoras en el Taller de Interculturalidad organizado por los Misioneros Claretianos, que, en esta ocasión, se abrió a los miembros de la Familia Claretiana. En esta edición hemos participado 32 hermanas de distintos lugares de la Congregación.
El taller ha sido un espacio de encuentro fraterno, en el cual hemos aprendido unos de otros, de las experiencias y reflexiones compartidas. También ha sido una oportunidad para crecer en la perspectiva de la misión universal, y finalmente, ha sido una propuesta de formación permanente que nos ha ayudado a crecer personal y comunitariamente en la vida y la misión.
Bertha, como miembro del equipo coordinador, destaca el ambiente y trabajo fraterno con nuestros hermanos claretianos, y un paso más, en el caminar con otros.
Ser claretiana en otras culturas es una oportunidad para crecer como mujeres y como evangelizadoras. La dinámica de la “inculturación” requiere tiempo y paciencia para aprehender lo nuevo poniendo en juego lo mejor de nosotras mismas; al tiempo que nos confronta con nuestros límites y fracasos. El taller ha servido para tomar conciencia de esto.
Durante ocho semanas, el tutor o tutora nos proponía un tema semanal, que debíamos trabajarlo, profundizarlo y orarlo personalmente para después compartirlo en el grupo. Hemos profundizado los siguientes temas: La riqueza de la diversidad y todo lo que nos une en la naturaleza, la cultura y la comunidad cristiana; nuestra vocación como riqueza para compartir con otros; las diferencias culturales y cómo inciden en la comunicación; el shock cultural que nos impacta cuando vivimos en otros contextos culturales; cómo pasar del etnocentrismo al etnorrelativismo; la interculturalidad como una oportunidad para la vida congregacional; para finalizar con el repensarnos como misioneros en la misión de la Iglesia.
Continúa diciendo Bertha: “El ser tutora ha sido enriquecedor, el compartir con los miembros del grupo me ha permitido seguir descubriendo nuevos aportes al tema de la interculturalidad, pues es un campo que se nos va ampliando en la teoría y en la práctica”. El que se abriera en esta edición a toda la Familia Claretiana ha contribuido a que la riqueza del compartir fuera mayor. En la evaluación ha sido muy bien valorada esta novedad. Desde aquí te animamos a participar en la siguiente edición… ¡NO TE LO PIERDAS!. Lo puedes hacer en inglés, francés o español.