Un cuarto de siglo viviendo con votos como Misionera Claretiana RMI

20 septiembre 2024

Los aniversarios y jubileos son una buena oportunidad para detenerse, mirar hacia el pasado y, sobre todo, dar gracias por todo lo que Dios ha hecho en nuestra vida.

El último sábado de agosto, es decir, el día 31, en un hermoso entorno natural rodeado de bosques de pinos, en la pequeña localidad de Sokolniki-Las, junto con muchos seres queridos, di gracias por mis 25 años de vida religiosa en la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas.

Toda vocación es, ante todo, un don de Dios y proviene de Él. El ser humano, cooperando con la gracia de Dios, intenta simplemente descubrirla y responder. Dios me ayudó a responder por primera vez el 27 de agosto de 1999, y 25 años después, junto a mis hermanas de la Congregación, otras religiosas, sacerdotes, familiares, amigos y conocidos, agradecí lo vivido y pedí fidelidad a Dios, humanidad y vocación para mí y para todos los presentes aquel día.

Toda la celebración comenzó con la Eucaristía, la más grande y maravillosa ACCIÓN DE GRACIAS. Fue presidida por el párroco de la iglesia de Nuestra Señora Reina en Sokolniki-Las, el P. Piotr May-Majewski. Concelebraron muchos sacerdotes conocidos a lo largo de mi vida.

Después de la homilía pronunciada por el padre Tomasz Atłas, en manos de Jolanta Kafka RMI, superiora provincial, renové mis votos religiosos hechos hace un cuarto de siglo, repitiendo las palabras de la fórmula de profesión según las Constituciones de nuestra Congregación.

De la mesa eucarística, la celebración pasó a las mesas con alimentos para el cuerpo. Las hermanas, familiares y amigos prepararon juntos una fiesta inolvidable! Lo más hermoso fue el ambiente de sencillez, cordialidad y alegría.

Pedí a todos los invitados que no me compraran flores ni regalos, sino que, si les era posible, participaran en la campaña de la dirección nacional de las Obras Misionales Pontificias en Polonia, que llamamos el “ramo misionero”. En lugar de flores para diversas celebraciones, se dona su equivalente económico para la formación de seminaristas y novicios en países de misión.

Me gustaría agradecer a todos mis invitados por sumarse a esta iniciativa con tanto cuidado y generosidad. ¡Gracias a ello, será posible asegurar la educación y alimentación completa para dos seminaristas durante todo un año!

También quisiera dar gracias a todas mis hermanas de la Congregación que estuvieron presentes conmigo ese día de diversas maneras: presencialmente, con sus oraciones, saludos, felicitaciones y pensamientos. ¡GRACIAS!

Monika Juszka

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.