Contemplando la Cruz
9 abril 2020- Para contemplar la Cruz, nos sentamos bien cerca y nos ponemos a sus pies en actitud de acogida. Acogida de lo que Él, desde la Cruz, nos quiera enseñar, hacer comprender, ver, descubrir. No nos sentamos a distancia de protección, de seguridad… aquí más bien todo lo contrario: lo más cerca posible. Es una oración de acogida de la Salvación y del modo en que acontece. ¡Tanta gratitud!
- Fijamos nuestra mirada del corazón y nos detenemos ante el rostro de Jesús. Encontramos en él, como difuminados, los rostros que viven el dolor y la angustia hoy… No hace falta mucha imaginación para traerlos a nuestra mente. Es una oración silenciosa de intercesión. Y la lista de por quienes orar hoy es infinita…
- Estamos y adoramos, sí.
- Nos acordamos también de la Madre París, quien allí, delante de la Cruz se convertía permanentemente en discípula. En la Cruz ha visto la traza de la Orden y la traza de su vida: “Me lo enseñó todo el Señor desde el árbol de la Cruz”. Le pedimos que nos enseñe ahora su sabiduría y el modo de atisbar las trazas del frágil porvenir. Le pedimos nos conceda la mirada esperanzada en el hoy que afrontan las personas en tanta fragilidad. Nos enseñe el cómo entregarnos hoy, sin medida, como ÉL. Venimos como aprendices ante la realidad tan cambiante. Es una oración de aprender esperando, para que con Madre París podamos decir: “Todo lo aprendí desde el árbol de la cruz”.