¡Mar adentro! Echamos las redes
28 marzo 2022El 26 de marzo las misioneras claretianas hemos lanzado la invitación a comenzar juntas un camino congregacional de transformación misionera: ¡Mar adentro! Echamos las redes, inspirado en el icono de la pesca milagrosa (Lc5,1-11)
Hace 170 años, justo en este tiempo, nuestra primera comunidad estaba atravesando el océano, para llegar a Cuba. Desde el 22 de febrero hasta el 26 de mayo, un viaje en etapas con paradas inesperadas.
Un viaje que se ha vuelto paradigmático para la vida de la Congregación. Nos dice que, en los comienzos de nuestra existencia, cuando se cristalizaba su Fundación, en el designo providente de Dios hubo que ponerse en viaje.
La madre Antonia y las cuatro compañeras han vivido este tiempo de tres meses con diversos sentimientos, diversa lectura ahondando en la experiencia de Dios, profundizando en la llamada. A veces con la “muerte a los dientes y temor”, otras veces, “con gran confianza, tan inmensa como el océano que rodeaba el bote”, como dice la madre Fundadora.
Un tiempo de aprendizaje y sin duda una purificación de las motivaciones de la experiencia inspiracional de la Fundación y aprender en medio de todo “el camino que había de andar”.
La renovación de la congregación es un proceso continuo, que nunca se acaba. Necesitamos siempre nuevas solicitaciones, invitaciones.
Ahora de nuevo, nos disponemos desde la escucha de las insistentes llamadas de la congregación hacia una vivencia más profunda de nuestra consagración, desde una creciente integración humano-espiritual- carismática de cada hermana, hacia relaciones más fraternas e interculturales, hacia la misión.
En la última reunión de Superioras Mayores y consejos discernimos la necesidad de desarrollar una respuesta congregacional ante nuestra realidad. Y establecimos el siguiente objetivo: “Queremos llegar al XVIII Capítulo general “como Cuerpo Congregacional renovado, como mujeres consagradas en proceso de conversión, que realizan el itinerario de caminar con otros, que viven y trabajan por una fraternidad inclusiva e intercultural para la misión.”
La llamada de la Iglesia a caminar juntos hacia una Iglesia sinodal, en comunión, participativa y misionera, nos confirma el camino emprendido.
Nos ponemos en viaje, con el deseo de mantener las velas de nuestra barca desplegadas al viento del Espíritu.