Acompañando el capitulo…

12 septiembre 2021

Las cuatro semanas del XXVI Capítulo general de nuestros hermanos Misioneros Claretianos llegan a su fin. Ha sido un proceso de dinámica narrativa, sinodal y apreciativa. Los 78 capitulares  se han visto envueltos en un proceso llamado “quinta conversación”. El culmen de un proceso preparado durante más de un año en el que han participado todas las comunidades.  El nuevo paradigma del proceso capitular hecho en sinodalidad, desde la búsqueda y el consenso espiritual y fraterno, ha sido realizado y puesto en práctica en cuatro etapas.

Éramos dos facilitadores, el padre Paulson Velliannoor, cmf de India, actualmente en el equipo de la Fragua en España y yo. Una vez aprobados por el capítulo, nuestro papel fue colaborar con la mesa presidencial y contribuir a lograr los objetivos del capítulo tal como se ha diseñado en líneas generales en los meses de preparación conjunta en los meses anteriores. Favorecer la participación e implicación de todos, ofreciendo dinámicas e instrumentos a la vez que momentos de evaluación y toma de pulso. Hemos alternado tiempos de actividades grupales y de reflexión orante.

Los días han pasado con un ritmo intenso, oración cotidiana, trabajos en grupos, sala capitular, conversaciones formales e informales, incluso el espacio cotidiano del deporte. Cada día, los facilitadores, estábamos  convocados a la reunión con la mesa presidencial para evaluar con atención el proceso capitular cuidando proceso del discernimiento en todo.

He vivido la fraternidad misionera, entrañable, que conlleva con respeto la diversidad en tantas dimensiones presentes y dispuestas a dejarse interpelar.

Un descubrimiento grande fue la fuerza con la que ha emergido el lugar de la comunidad misionera como espacio de vida y discernimiento apostólico. Ha sido vital conocer, por los reportes y testimonios, la enorme riqueza de servicio al Evangelio que realiza la congregación hermana. Aunque parezca contradictorio, lo ha sido también conocer las fragilidades que se hacen presentes y requieren mayor cuidado porque la Vida sigue emergiendo. Me ha motivado mucho percibir la inquietud misionera creativa, que quiere ser audaz evangélicamente; el horizonte desafiante de la transformación del mundo en el espíritu de las llamadas actuales de la Iglesia. Me sentí en familia, unida en el mismo espíritu de Claret, marcado por el amor a la Palabra, siempre presente en los trabajos capitulares y el carácter eucarístico de celebración y del compartir. Es una riqueza para nuestra Congregación y para toda la familia claretiana. Siento una profunda sintonía en las búsquedas y, salvando las proporciones, en nuestro ardor de buscar respuestas nuevas a lo que vive en el mundo la Iglesia y la humanidad.

Un momento especial fue el encuentro con el Santo Padre en el que los misioneros claretianos se han sentido confirmados en el camino discernido en el capítulo. Me siento muy agradecida a Dios y a los hermanos por la confianza puesta en mi y en general en nuestra tarea de facilitadores.

Agradezco el apoyo y la oración de las hermanas, por facilitar el poder combinar este servicio con otras tareas; seguimos haciendo tesoro de las inspiraciones profundas que nos unen.

                                                                                    Jolanda K.

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.