Clausura del Año Jubilar: 170 años de la llegada de María Antonia París en Cuba 

25 mayo 2023

El 26 de mayo de 1852 llegaron al puerto de Santiago de Cuba cinco jóvenes, con el alma llena de ilusión para comenzar en esta tierra lo que el Señor tenía determinado desde toda la eternidad: el nacimiento de nuestra Congregación. La travesía duró poco más de tres meses y, aunque estuvo marcado por grandes riesgos y peligros, conducidas por la Divina Providencia, lograron llegar a su destino. 

El sábado 20 de mayo de 2023, se celebró la clausura de este Año Jubilar. Por la tarde nos reunimos en la parroquia de Trinidad, donde celebramos la Eucaristía, presidida por Monseñor Dionisio García, arzobispo de Santiago de Cuba. A continuación, en el patio del Centro Claret, hicimos “Memoria festiva de este Año Jubilar”, recorriendo lo vivido a lo largo del año con audiovisuales, testimonios, cantos, comentarios…y al final compartimos todos juntos una merienda! 

Gracias a Dios ¡por tanta bondad!, como rezaba la Madre Antonia París. Damos gracias a Dios y a todos los que nos han acompañado en este peregrinar de 171 años, por los caminos del mundo y de la historia. Historia tejida de sueños, riesgos y fragilidades, pero, sobre todo, de la fidelidad de Dios. Historia en la que el Carisma que Dios nos ha concedido a través de París y Claret, está vivo, aún en su pequeñez y debilidad, en cuatro continentes y 27 países de toda lengua, cultura, raza y nación… La pequeña semilla sembrada en un pequeño convento de la calle San Germán hace 171 años fue extendiéndose por el mundo, trabajando por vivir y anunciar el Evangelio y “haciendo fácil el camino a los demás”.  

A lo largo de este año hemos traído, con frecuencia, a la memoria y al corazón el recuerdo de la valentía de este grupo de mujeres jóvenes que, en la mitad del siglo XIX, fueron capaces de dejar familia, cultura, mundo conocido y seguro, para salir y, lanzarse en las manos de la Divina Providencia, atravesar los mares y adentrarse en un mundo distinto y distante, poniendo toda su seguridad el Dios que las llamaba. Lo que celebramos durante todo el año fue ese coraje y fidelidad que las hizo capaces de salir, llegar hasta aquí y seguir caminando, siempre confiadas en el Dios que llama y acompaña. 

Gracias a Dios por todo lo vivido y gracias a todos los que con su creatividad, trabajo, dedicación, entrega, lo han hecho posible. 

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.