María Patrocinio Giner, Mártir claretiana

13 noviembre 2020

El martirio es una constante en la vida del cristiano y la fortaleza de la Iglesia. La fe cristiana no se reduce a defender verdades y prácticas religiosas. En la propuesta y estilo de vida de Jesús, lo que prevalece es defender, dignificar y hacer feliz la vida del ser humano y sobre todo la vida de los más limitados, vulnerables e inseguros de la tierra.

Contemplemos en la vida de María Patrocinio cómo ella entendió y vivió esto dando testimonio. Decía: «Qué nubarrones tan negros nos cubren, pero como nuestra confianza está puesta en Aquél que nos ha dicho “triunfaré de mis enemigos y reinaré… por siempre” […] en medio de tanta persecución, nuestra fe se robustece, el corazón se purga y la voluntad se dispone a sufrir todo lo que el Señor permita nos venga, que todo sea para nuestro bien».

Su testimonio de vida nos permite ver cómo ella vivió y preparó el martirio con valentía a través del servicio cotidiano, porque la santidad nos está fuera de lo que somos y hacemos. Tenía “don de gentes, atraía con su amabilidad e inteligencia y con su capacidad de dar consejo adecuado y convincente que, siempre invitaba a mirar desde Dios…”.  Su vida fundada en el Evangelio, su martirio abrazado con fe, serenidad y fidelidad, son un estímulo y esperanza en nuestro caminar de formadoras; su servicio humilde asumido con gran generosidad y entrega ha de iluminar nuestra actitud de servicio y misión. Patrocinio amó a Dios y a los hermanos de manera concreta, evidente, educando, formando, acompañando y construyendo relaciones fraternas, reconciliadoras.

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.