Misioneros de la esperanza con el espíritu de Claret

Hoy la familia claretiana celebra con alegría la Solemnidad de San Antonio María Claret, un hombre apasionado por Dios y por los demás. En él reconocemos “aquel hombre apostólico” que el Señor mostró a María Antonia París como respuesta a su oración y a su deseo de renovación en la Iglesia.

Claret fue un profeta de su tiempo: supo leer las necesidades de la sociedad y encender en ella la llama del Evangelio. Su vida fue un fuego que iluminó caminos, despertó vocaciones y sembró esperanza allí donde todo parecía perdido.

Ese mismo fuego sigue vivo hoy en nosotros, llamados a continuar su misión. En medio de un mundo marcado por la incertidumbre, la guerra y la división, el Espíritu nos invita a ser, en palabras del Papa Francisco, “misioneros de la esperanza entre los pueblos”, testigos de una fe que consuela, une y transforma.

Que esta solemnidad renueve en nosotros el don del primer amor: el ardor que movió a Claret a cruzar mares y montañas, la compasión que lo llevó a los más pequeños, la fidelidad que lo sostuvo en la prueba.

Pidamos al Señor la gracia de tener ojos que descubran la vida nueva que brota en la historia, manos que construyan fraternidad, y corazones ardientes que sepan “seguir las huellas de Cristo, nuestra esperanza”.

Que María, Madre y Discípula misionera, nos acompañe siempre, recordándonos que el fuego que arde en nosotros no es nuestro, sino fruto del Espíritu que hace nuevas todas las cosas.

¡Feliz fiesta del Padre Claret!