JORNADA NACIONAL DE LA JUVENTUD, JNJ SANTIAGO DE CUBA 2019

13 agosto 2019

La Jornada Nacional de la Juventud en Santiago de Cuba, no ha sido un evento concreto, sino, un proceso de profundización y vivencia de la Fe. Un camino con un recorrido de tres años, que aún no han terminado. Desde que en el año 2016 se celebraba en la Habana la anterior Jornada Nacional, en sintonía con Cracovia, se anunció que la próxima sede seria Santiago de Cuba. Todo un reto para la Arquidiócesis, pero con mucha confianza, alegría y esperanza acogimos este sueño y desde aquel momento se convirtió en nuestra meta.

Quisimos hacer que la Jornada fuera parte de un camino, de un proceso y no solo un evento el cual quizá no tendría transcendencia en los jóvenes. Los años   2017 al 2019 se convirtieron en un objetivo: formar, “Discípulos Misioneros para la Iglesia Cubana de Hoy”.

Ha sido mucho el trabajo, el esfuerzo, pero mayor ha sido la ilusión y la alegría de vivir esta JNJ con corazón ardiente, apasionado y con el único deseo que sea un medio donde los jóvenes pudieran encontrarse con Jesús y disfrutar del encuentro con otros que buscan como ellos dar sentido a sus vidas.

Con mucha alegría, tuve la Gracia de compartir esta experiencia con Gabriela Bázquez rmi. Juniora destinada en la comunidad de México y con Jackie Gadea y Marianela Roubiceck jóvenes de Pastoral Juvenil Hispana en Miami, FL. USA. Con gran disponibilidad y servicio pusieron sus manos para trabajar con todos aunando fuerzas y con entero corazón a esta Jornada.

La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá, fue otro impulso grande que ayudo a acrecentar las expectativas de los jóvenes para Santiago de Cuba. Y para nosotros como equipo organizador, un mayor reto y responsabilidad. Buscamos preparar cada detalle con el mayor cuidado, de que a pesar de las limitantes pudiéramos cubrir.

Aunque no todo se da como esperamos o quisiéramos, sin más detalles que los que puedo compartir, se nos presentaron una serie de dificultades que nos obligaron a que la Jornada no se realizara a nivel nacional en Santiago de Cuba como única sede, sino que en 11 sedes, correspondientes a las 11 diócesis que conforman la Isla. Fue una prueba muy grande para nosotros; desánimos, desilusiones, dolor y mucha impotencia llenaron nuestros corazones en los primeros instantes de la noticia. Sin embargo, fue una manera de volver la mirada al único centro, Jesús. Y desde El, seguir adelante con todo, sin miedo, con confianza y esperanza en El.

Desde antes del día 1ro de agosto, cada centro catequético de la cuidad se preparó con mucho esmero: ambientación, comida, alojamientos en familias de los alrededores, en quienes hicimos conciencia que adoptaban uno o más hijos por dos días. Todo esto, anima también el sentido de comunidad y corresponsabilidad de nuestra Iglesia. Así el día 1ro muy temprano empezaron a llegar los jóvenes peregrinos, siendo cada uno acogidos en nuestras parroquias. Se unieron a nosotros dos diócesis más, Guantánamo-Baracoa y Bayamo-Manzanillo, por eso, fuimos alrededor de 900 jóvenes participantes. La inauguración se llevó a cabo en la Catedral, esa noche la Iglesia vibró en alegría y desbordaron los bailes, cantos y momentos hermosos de oración, pidiendo a Dios y por la intercesión de nuestros santos Patronos San Antonio María Claret, Beato José López Piteira, San Juan Pablo II, Venerable Félix Varela y la Beata Dolores Sopeña,  cubiertos todos ellos  por el manto Maternal de Nuestra Madre Virgen de la Caridad del Cobre, que estos días, fueran de una gran experiencia de encuentro para cada uno.

El día viernes 2 iniciamos con la Eucaristía de envío a la misión. Durante toda la mañana, los jóvenes caminaron los sectores de cada centro catequéticos anunciando la Palabra e invitando a todos a vivir el Viacrucis. Por la tarde, tuvimos juntos las “Cristo-Feria”, siete estaciones bien montadas en diferentes secciones. Y al atardecer el Viacrucis por las calles de la ciudad hasta la Catedral, donde se representaron las últimas 5 estaciones, las calles se vistieron de camisas y gorras blancas, donde en voz alta rezamos y cantamos y sobre todo, vivimos profundamente cada momento.

El sábado nos preparamos con la catequesis que centró todo lo vivido, desde la experiencia de María, su disponibilidad y servicio al proyecto del Padre, es una invitación, un llamado a cada uno a centrar lo que somos y hacemos en Jesús. Por la noche la hermosa vigilia, que iniciaba con el recorrido en la calle del Rosario, hasta el Santuario de nuestra Madre, a sus pies caminamos y llegamos, un momento fuerte y hermoso de encuentro con Jesús Sacramentado; después la Eucaristía de clausura y el concierto hasta el amanecer. Cada momento fue intensamente vivido, creo que con la consciencia firme que es un llamado a la misión de Jesús y con El. Se nos presentaron muchos obstáculos de las autoridades que quisieron apagar la llama que nos mueve a los cristianos, pero simplemente LA AVIVARON, con Jesús no nos podemos dejar vencer. Para mí, todo este camino y concretamente esta JNJ fue una “sacudida” de Fe, un fuerte llamado a la convicción que debemos ser una Iglesia más “profética”, una invitación a la Esperanza, a la firme claridad de que “solo Dios basta…” y a comprender el punto central de nuestra Familia Religiosa, “Hemos nacido para la Renovación de la Iglesia”, es urgente, es necesaria. Aviva mi vocación misionera, luchar contra el mal, en cualquiera de sus formas, como María.

                                              Sandra C. Mancia rmi.

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.