Preparémonos a la celebración de la Madre Antonia París

Empezamos hoy el triduo de nuestra Madre Fundadora y lo hacemos desde el mismo llamado que ella sintió y nos dejó impreso en el ADN de nuestra Congregación, de cuidar de la unidad, vivir como una sola familia, haciendo de nuestros espacios comunitarios lugares de acogida, de encuentro de la vida y salir de nuestras propias fronteras para sentir y acoger que mi hermano/hermana es otro yo (cf. const. 35).

Su experiencia de vida, también se convierte en llamada de atención y de responsabilidad para seguir caminando hacia el encuentro de los hermanos en la diversidad.

Que María Inmaculada nos acompañe y nos ayude a abrirnos para acoger a Dios manifestado en los diversos rostros que encontramos en el diario vivir.