Recordando la vida de Mª Teresita Albarracín
26 septiembre 2022Esta fecha nos recuerda el día 26 de septiembre, hace 80 años. El día de su ingreso en la Congregación.
M.ª Teresita después de recibir la respuesta deseada de las hermanas: podía ingresar. Se fijó la marcha para el martes 22 de septiembre.
Marí-Carmen pasó los últimos días de vida familiar con cierta impaciencia, despidiéndose de sus amistades y preparando su ropa y enseres. Uno o dos días antes de irse, hizo la última visita a la Iglesia del Corazón de María, a cuya sombra habría descubierto su vocación, y se despidió de P. Fandos y de sus compañeras de Juventud Cordimariana. Dos días antes de marchar, escribía con gozo en su diario: “llamaste a mi puerta y te abrí. ¡oh Jesús mío, qué contenta estoy, porque no te hice esperar!”
Por fin llegó el día 22. Por la tarde, María Carmen rodeada por su familia y por su madre, se dirigió al apeadero de Los Molinos. A los ocho y veinticinco llegó el exprés. Últimos besos y abrazos apresurados y la joven subió al tren, precedida por su hermano Eduardo, que la iba a acompañar hasta Madrid. Con un agudo silbido, el tren se puso en movimiento. Allá en la estación se quedaron su madre y demás hermanos agitando sus manos. De ellos sólo a Ma Luisa volvería a ver en esta vida.
Pasaron por Madrid donde Mª-Carmen hizo confesión general. Luego subió ya sola al tren de Madrid a Barcelona. En la estación de Gracia en Barcelona la esperaba hermana María Cruz Infante.
Cuando la vieron la madre general, madre vicaria y demás madres, quedaron muy bien impresionadas. Así lo expresan:
-madre general: “la impresión que desde su entrada en el Postulantado me hizo María del Carmen Albarracín, fue que era una alma privilegiada y fue aumentando el buen concepto que de ella formé, a medida que la iba tratando. Se notaba en ella una inteligencia precoz, muy superior a su corta edad. Encantaba su manera de razonar y discurrir siempre con un fondo de humildad admirable.”
-la maestra de novicias: “recuerdo la gran impresión que me produjo al verla la noche de su llegada, día 26 de septiembre de 1942. Su semblante reflejaba la alegría de encontrarse entre nosotras. Me llamó la atención su modestia y sobre todo su sonrisa”.
Recuerdos tomados del libro “Itinerario espiritual de una joven claretiana de Juan Manuel Lozano cmf
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