Viernes Santo: un silencio lleno de amor

28 marzo 2024

El Viernes Santo es uno de los días más importantes del año para los cristianos, ya que conmemora la muerte de Jesús en la cruz. Pero más allá de su significado religioso, el Viernes Santo también es un día para reflexionar sobre nuestra propia vida y nuestras relaciones con Dios y los demás. En un mundo cada vez más centrado en el éxito material y el poder, es fácil perder de vista lo que realmente importa: nuestra conexión con Dios y nuestra capacidad para amar y cuidar a los demás. 

En el Viernes Santo, recordamos el sacrificio de Jesús en la cruz, quien dio su vida por nosotros para mostrarnos el camino del amor y la redención. Este sacrificio no solo nos recuerda la importancia de la humildad y la compasión, sino que también nos muestra que el verdadero éxito no se trata de poder o riqueza, sino de servicio y amor hacia los demás. Cuando miramos la cruz de Jesús, es porque reconocemos que el camino que ha tomado es el del amor verdadero, porque es fiel. Nos amó hasta el final. No podemos vivir sin amor. Sin amor, no somos nada.

El amor es más que la vida o la muerte, porque damos la vida por amor. Por eso, si eres verdadero, si perteneces a la verdad, reconoces inmediatamente al que es amor: “Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz”.

Como religiosas y cristianos, tenemos que aprender mucho del ejemplo de Jesús en el Viernes Santo. Recordemos que nuestra verdadera riqueza y poder provienen de nuestra capacidad para hacer una diferencia positiva en el mundo, para ayudar a los demás y para vivir nuestras vidas de una manera que honre a Dios y a los demás.

En el Viernes Santo, reflexionemos sobre nuestro propio camino espiritual y nuestra relación con Dios. Tomemos un momento para meditar y orar, para conectarnos con nuestra fe y para reflexionar sobre cómo podemos mejorar nuestra relación con Dios y con los demás.

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.