María del Olvido

Beata María del Olvido Noguera. Virgen y Mártir 

María del Olvido Noguera, exalumna claretiana del colegio María Inmaculada de Carcaixent, murió mártir en la guerra civil española, en 1936. El motivo fundamental de su muerte fue su fe en Dios, en quien creyó, anunció y confesó con su propia vida.

La fiesta de la Mártir María del Olvido se celebra junto con los mártires valencianos, Beatos José Aparicio Sanz y doscientos treinta y dos Compañeros, cada año en el día 22 de setiembre.

Nació en Carcagente el día 30 de diciembre de 1903. Recibió el bautismo en la parroquia de la Asunción el 4 de enero de 1904, y el 22 de abril de 1909, fue confirmada por el obispo Guisáosla. Hizo su primera comunión el día 2 de junio de 1912 en la Capilla del Colegio María Inmaculada de las Misioneras Claretianas, donde era alumna. 

María del Olvido era una joven alegre, simpática, solidaria. Tenía una profunda fe y amor a Dios. Vivió su compromiso bautismal con pasión y entrega, ahondando en el día a día su vocación laical, dejándose trasformar por el Espíritu y siendo un verdadero apóstol en medio su gente.

Trabajaba activamente en la misión parroquial, pertenecía a varias asociaciones laicales, fue catequista, enseñaba a leer y escribir a otras jóvenes, formaba parte de la Acción Católica y la Cofradía de la Virgen de Aguas Vivas.  

En el contexto de la guerra civil española, el día 30 de noviembre de 1936 fue llamada para ir al comité. Ella no tenía nada que ocultar ni que temer. Jamás se había metido en política. La llevaron al lugar llamado “Portichol” y entre vejaciones y torturas fue fusilada junto con su hermano. El único motivo: su fe. Creer en Dios. Ser católica

Antes de morir se declaró incondicional seguidora de Cristo, gritando ¡Viva Cristo Rey!  proclamándolo como su Rey y Señor, amado sobre todas las cosas.

Fue enterrada en el cementerio de Benifairó de Valldigna junto con otra Mártir, una de sus educadoras en el colegio, la Madre María Patrocinio Giner.

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En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.