Misión en Madagascar

25 mayo 2022

Llegamos a Antananarivo, Madagascar, el 21 de mayo. Monseñor Gaetano di Pierro, el obispo de Farafangana (nuestra diócesis de misión) nos dio una calurosa bienvenida. Ha planificado meticulosamente y se ha adaptado a la situación con mucha paciencia y cariño, como un Padre. Nos alojamos en la nueva Casa Episcopal (Ambaratorka) en la capital, haciendo nuestro proceso de visado de larga duración. La comunidad de las hermanas del Sagrado Corazón (de origen francés) se encargó de la mesa con mucha generosidad. Había algunos otros obispos que estaban de paso, todos estaban muy contentos y deseaban nuestra aventura en la misión. Mons. Paolo Rocco Gualtieri, el Nuncio Apostólico nos recibió y nos dio sus bendiciones para el nuevo comienzo. Confiamos nuestro inicio de la misión en este suelo a la Beata Victoire Rasoamanarivo, para que guíe nuestro camino en el testimonio de Cristo.

La gente es sencilla, muy acogedora y hay mucha expectación. La capital es muy grande, con una distribución desequilibrada de los bienes. En general, la gente habla más malgache que francés. Incluso en la capital hay mucha posibilidad de misión, y aún más en el lugar rural. Somos 4 miembros en nuestro equipo. En estos tres primeros días, hemos encontrado momentos para rezar juntos. Estamos dispuestos a enfrentarnos a la vida y a los retos que nos esperan. Parece que tenemos un buen entendimiento y hay un enfoque unificado. Mañana, muy temprano, iniciamos nuestro viaje hacia Farafangana, que está a 750 km de la ciudad. A medida que avancemos contemplaremos los pueblos y aldeas.

Rani Michael

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.