Profesión perpetua

20 marzo 2021

“Llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea bien que ese poder extraordinario procede de Dios y no de nosotros” (cfr. 2cor. 4,7).

El 12 de marzo con grande alegría emitimos nuestra profesión perpetua. Para todas las claretianas, este es un día muy importante, ya que recordamos a nuestra querida hermana Teresita Albarracín. Además, lo que lo hizo este momento, aún más especial, fue el realizar nuestra profesión lejos de nuestro continente, país, familia lo que hemos vivido como una verdadera experiencia misionera. Fue un día marcado por presencias muy significativas dentro de nuestra historia personal, vocacional y formativa.

El lema:  llevamos este tesoro en vasos de barro”, escogido para la ocasión nos ha ayudado a reconocer la iniciativa de Dios que llama, a tomar conciencia que el don de la vocación lo llevamos en vasijas de barro, y que Él permanentemente nos da su amor y ternura y nos sostiene en la fidelidad.

El lema también nos motiva a expresar nuestro más profundo agradecimiento. Este sentimiento nos acompañó durante los  días de preparación a los votos perpetuos y, especialmente, el 12 de marzo. Hemos experimentado la presencia de Dios a través de la oración de las hermanas, la ayuda recibida en la formación, en el acompañamiento, en el servicio de cada una.

Queremos agradecer, de modo especial, a nuestras hermanas de la Provincia de Latinoamérica por la organización y por todo lo vivido; a las hermanas del Gobierno General por acompañarnos durante este tiempo de formación.

Gracias a las hermanas que desde las diferentes Provincias, han estado vinculadas a este acontecimiento, y a las que hicieron llegar sus muestras de cariño y compromiso de oración.

Gracias a nuestros hermanos claretianos, especialmente al padre Antonio Santillán, que nos ha acompañado en los ejercicios espirituales, al padre Joaquín Medina que ha presidido la Eucaristía, a los jóvenes claretianos y claretianas que han glorificado al Señor con hermosos cantos.

No podemos dejar de agradecer a nuestros padres por habernos transmitido la fe y los valores cristianos; a  nuestros  hermanos/as y amigos con quienes hemos compartido diversos momentos de la vida. Que el Señor nos siga regalando su presencia, escucha, palabras de confianza y aliento que nos ayudan a confiar más en Dios.

De modo especial va nuestro ¡Gracias! a las formadoras, acompañantes, hermanas de promoción y a todos, por participar de un modo u otro en nuestra celebración, en nuestro “SÍ a Dios”.  

Bienvenue Kingolo y Marceline Sangi Kalumbu, rmi

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.