Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculado Corazón de María

26 junio 2025

La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús en 2025 se celebrará el viernes 27 de junio, y va seguida del memorial del Inmaculado Corazón de María, el sábado. Estas dos celebraciones están estrechamente vinculadas entre sí y resaltan el amor y la compasión de Dios por la humanidad.
El Corazón de María es un símbolo que representa su vida interior, su amor por Dios y por su Hijo, y su papel en la Historia de la Salvación como modelo de fe y discipulado. Aunque el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María no se mencionan explícitamente en la Biblia, están sustentados por el conjunto de las Sagradas Escrituras.

El seno de María es el Arca de la Alianza; con un corazón puro, llevó a cabo el plan salvífico de Dios, aceptándolo con total entrega, permitiendo que la Palabra de Dios se hiciera carne en su vientre.
Su misión no terminó allí: a lo largo de su vida, “guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lucas 2,19), lo cual describe su reflexión profunda, su contemplación, su vivencia y aceptación de todo lo que presenció en la vida y ministerio de Jesús.

El corazón compasivo de Dios se derramó en ella desde el momento en que llevó a Jesús en su seno. Dos corazones puros e inseparables: Jesús y María, los corazones gemelos. El “sí” de María fue un acto de amor a Dios y de compasión hacia la humanidad; brotó de un corazón puro. María siempre conducirá a sus hijos hacia Jesús, donde el amor y la compasión fluyen sin medida.

Hay muchos pasajes en el Antiguo Testamento que hablan de la compasión de Dios hacia su pueblo. En la primera lectura de hoy, el profeta Ezequiel nos habla claramente del corazón compasivo de Dios, describiéndolo como el Buen Pastor, que daría su vida para rescatar a los perdidos y dispersos en tiempos oscuros y nublados: “Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma” (Ez 34,16).

Y nosotros también llamamos a Jesús el Buen Pastor. Él nos conduce a un lugar seguro, a pastos verdes, nos saca de la oscuridad hacia la luz, nos sana del quebranto del pecado a través de su sufrimiento y muerte. Este mismo amor ha sido derramado en nuestros corazones, para que también nosotros tengamos pasión por Cristo y por la humanidad.

La devoción al Sagrado Corazón se centra en el amor divino, la compasión y el sufrimiento de Jesús, mientras que el Inmaculado Corazón resalta las virtudes, dolores y el amor maternal de María.

En estos días se está distribuyendo el texto María Antonia París amiga y compañera de camino.