Todo está cumplido

Hoy Jesús se entrega y dona su vida por amor a mí y a toda la humanidad.

María Antonia París y Antonio María Claret fueron grandes contempladores de la cruz de Jesús.

“¡Qué amor más puro e intenso a Cristo crucificado!! Todos mis deseos eran la santa cruz y el vivir y morir crucificada con Cristo. La Pasión y cruelísima muerte de mi Señor Jesucristo era mi continua meditación, llorando ardentísimas lágrimas; me quitan el consuelo de ellas por miedo de la ceguera”. (María Antonia París, Rec. y Notas 1-2)

“¡Oh Jesús de mi vida! Conozco, sé y me consta que las penas, dolores y trabajos son la divisa del apostolado… lejos de mí en gloriarme en otra cosa que en la Cruz, en que Vos estáis clavado por mí, y yo también lo quiero estar por Vos. Así sea”. (Cf. Aut 427, Antonio María Claret)